LOGIA "MONTECRISTI"
Los Palacios, Prov. de Pinar del Río, Cuba.
Trabajo presentado por el VH:. Jesús Marcos García Vázquez, con motivo del 93 aniversario de la fundación de la Resp. y Meritoria Logia “Montecristi”. Abril, 1999.
En su trayectoria institucional masónica,“Montecristi” tuvo que salvar muchos escollos para poder consolidarse y llegar triunfante hasta el día de hoy. Pero, en dos oportunidades, lamentablemente, esos escollos no pudieron ser vencidos, motivados por la incomprensión y la falta de experiencia en el ejercicio del trabajo logial y se vio en la imperiosa y amarga necesidad de disolverse como logia.
La vida institucional de “Montecristi” está dividida en tres etapas. La primera etapa del 16 de Abril del año 1906, día de su fundación, a Junio 26 del año 1910 en que bate sus columnas. La segunda etapa del 4 de Abril del año 1912, en que es reorganizada, a la Sesión Semestral del año 1915 en que la Gran Logia le retira la Carta Dispensa. La tercera y última etapa, que ha llegado hasta nosotros, comenzó su fase reorganizativa en Enero del año 1924.
A los masones del año 1924 los guiaron en sus empeños fraternales los hermanos Ramón Fiallo Borges, Antonio Valdés Valdés y Julián López Suárez. Prácticamente nació “Montecristi” con la república. Apenas cuatro años separaban su fundación de la instauración de Cuba en república.
Ha acompañado a su pueblo, salvo las interrupciones sufridas, por casi todo el presente siglo, que ya toca a su fin. Desde su atalaya ha sido fiel espectadora de los sucesos y acontecimientos agradables y desagradables que han conmovido al pueblo que representa masónicamente.
El pueblo de Los Palacios fue tomado por las fuerzas opositoras del gobierno, quienes cometieron una serie de atropellos y asesinatos entre la población palaceña. Frente al hogar del VH:. Luis Romero Ravelo, Venerable Maestro de “Montecristi” y a la vez Alcalde/Barrio, un joven, de apenas 17 años de edad, frente a las fuerzas opositoras le da vivas al partido gubernamental. El Maestro de “Montecristi” se apresura en gritarle a los beligerantes: “no le disparen, es apenas un niño”. Estos hacen caso omiso al llamado de piedad y balacean al infeliz joven. Después disparan contra el hermano Romero, quien salva la vida milagrosamente.
Este incidente ocurrió frente a la Logia “Montecristi”, que sesionaba en esos momentos en el hogar de su Venerable Maestro. Casa en forma de cuartería enclavada en la antigua Calle José Martí, esquina a Serafín García, actual Calle 21, esquina con la Calle 28. La generación masónica del año 1906 tuvo que enfrentarse a situaciones muy adversas para el buen desenvolvimiento masónico de una logia. Cuando se funda “Montecristi”, Los Palacios aún sufría de los efectos económicos de la Guerra de Independencia y los prejuicios sociales y religiosos, que como herencia nos legó el coloniaje español. La población palaceña fue una de las que más sufrió en la provincia vueltabajera los efectos de la Reconcentración de Weyler y las secuelas que acompañaron a esta despiadada e inhumana medida.
Los masones del año 1924 se encontraron con una situación económica y social mucho más favorable. El pueblo se había extendido considerablemente hacia el oeste y pasaba los linderos de la Calle Warren, actual Calle 20. También se había ensanchado al norte y al sur y se habían formado nuevas calles y edificaciones.
Es significativo el observar los avances, en todos los campos, que experimentó Los Palacios en los dieciocho años transcurridos del año 1906 al año 1924. De los 5,880 habitantes que tenía en el año 1906, según el Directorio de la República y datos de la Guía Francesa “Baylley-Barlliere-Piera”, en el año 1924 poseía una población de 11,546 habitantes, y de éstos 2,984 residían en el casco urbano.
En el año 1924 ya contaba con calles empedradas, sobre todo las principales: Calles Antonio Maceo, José Martí y Warren, (actuales Calles 23, 21 y 20, respectivamente). Se le había construído un desagüe o drenaje, consistente en unas anchas “cunetas” a todo lo largo de la Calle Maceo, en el centro y con ambas vías a los lados. A este primitivo drenaje iban a parar las aguas de las demás calles y a la vez descargaba en el río. El puente sobre el río Los Palacios, que lo une con Paso Real de San Diego, ya existía. Gozaba de los adelantos y beneficios de la electricidad. Primeramente por una planta local que generaba el fluído eléctrico necesitado por la población y posteriormente se unió a la red de la Compañía Cubana de Electricidad. La planta estaba situada en la Calle Martí, entre Serafín García y José Palacios, (actual Calle 21, entre Calle 28 y Calle 30). También se contaba con comunicación telefónica y telegráfica.
El cultivo de la caña se había extendido y el Central “La Francia”, antiguo “Virginia”, trituraba entre sus muelas toda la caña que producían las colonias palaceñas. La industria azucarera palaceña era fuente de vida para cientos de trabajadores del patio. Poseía una fábrica de hielo, la del Sr. Betancourt, y que estaba situada en la Calle Ramón Cruz, esquina a la Calle Warren, actual Calle 19, esquina con la Calle 20.
Entre su industria pueden señalarse los tejares existentes, que se dedicaban a la fabricación de tejas y ladrillos. Los envasadores de piña, las herrerías de Julio Lorenzo, Ricardo Paula y Eusebio Redonet, la tabaquería de Antonio Carrasco. También hay que añadir el taller de construcción de carruajes de Miguel Dancausse y Luis Hernández. Las panaderías de José Cabrera, José A. Capote, Arcadio Ferrer y Esteban Sordo. Las talabarterías de Eusebio Figueroa, Javier Ipsán y Remigio Martínez, así como las zapaterías de José A. Cecilia, Marcelino Diaz, Manuel González, Lucía Guzmán y Jacinto Morales. En estos talleres se trabajaba artesanalmente el cuero y de los mismos salían calzados, monturas y todo lo requerido por la población, que pudiera aportar la industria del cuero.
En el año 1924 era el alcalde de Los Palacios, Pedro Liz Cabezas. Presidente del Ayuntamiento Javier Ipsán Blanco, el padre de nuestro Padre Espiritual José A. Ipsán y el Secretario, Antonio Valdés Valdés. Al frente de la Administración Municipal se encontraba, Heliodoro Fúster Soto, como Contador a Santiago Tejera Pérez y de Tesorero Javier Ipsán. La Comisión de Impuestos Territoriales la presidía, Antonio Valdés Valdés.
La justicia la administraba como Juez Municipal, el Sr. José Antonio Aliño, y el Secretario del Juzgado, Francisco Parajón. La Junta Municipal Electoral la presidía José Antonio Aliño y actuaba de Secretario, Tomás Calderón Romero. El Correo lo administraba Eduardo Álvarez Nodarse, quien también fungía como telegrafista. Como Jefe de la Estación del Ferrocarril se encontraba, Andrés Cordovés. La Junta de Educación tenía como Presidente al Dr. Matías Dorta Duque y Avelino Tapias Iglesias como Secretario. Sanidad tenía como Jefe Local al Dr. Pablo Marino Rojas y era el Secretario Isidro Fiallo. El orden público estaba a cargo del Escuadrón No. 20 de la Guardia Rural y al frente del mismo se encontraba el Teniente Andrés Valdés (Cruz Garay).
Se contaba con los servicios médicos de los doctores, Agustín Delgado, Salvador Prats, Marino P. Rojas y Armando Valverde. El Dr. Pérez Salazar era el dentista. Existían tres farmacias con un variado y extenso surtido en medicamentos, la de Claudio Ferrer, Tomás Martínez y Francisco Serrapiñana. Existían tres ferreterías: las de Miguel Abay, Gervasio Francisco y Emilio Gómez. El comercio estaba conformado de los siguientes establecimientos, las carnicerías de Segundo Díaz, Luis Munguía, Ramón Moreno y Ramón Polo: los cafés de Antonio Bárcenas, José Betancourt, Ramón Gutierrez, Soberón y Hermanos, Suárez y Alonso. Las cantinas o bares de Antonio Bárcenas, Ramón Gutierrez, Orbesozo y hermanos. Las tiendas de tejidos y telas de Mayor y hermanos, Valdés y hermanos y José Mailán. Los hoteles de Ramón Gutierrez y López y Vara, la fonda de Manuel Wong Kee. Existían varios trenes de lavado, pero los más importantes eran los de Chun Gau y José Pernas.
El expendio de alimentos y útiles para el hogar se realizaba a través de las tiendas mixtas y bodegas de Serafín Alvarez, Sucesores de Luis A. Fernández, Arcadio Ferrer, Manuel Orbesozo, Pao Sun Lee y Cía., Suárez y Hernández, Wong Hing Long, Woo Lee y Cía., On Long, Gervasio Francisco, Pedro García, Diego González, Lorenzo González, Gutiérrez y Sobrino, Francisco Inclán, María de la Oliva Andrés, José Medel, Alejandro de la Oliva, Juan Pamo, Juan Pedro, Manuel Pulido, Ramón Sánchez Villareal y Hermanos y Manuel Won Kee.
Como religión y logias fraternales, solamente la Iglesia Católica, la Logia “Montecristi” y cultos africanos. Aunque por la influencia norteamericana, ya algunos palaceños se habían convertidos a los cultos luteranos. La Iglesia Adventista fue fundada por dos hermanos de “Montecristi”, Calixto Arrebato y Emilio Girado, en el año 1929; la Iglesia Bautista se fundó como tal en el año 1948. Los Testigos de Jehova aún no habían aparecido en el entorno palaceño, así como otras denominaciones y formas religiosas. Como Cura de la Iglesía Católica se mantenía el mismo del año 1906, el Padre José Rodríguez Suárez (Padre Pepe).
El Sr. Don Vicente García se ocupaba de las funciones de joyero y relojero y Pedro Redonet de mecánico automotriz, quienes formaron a otros en esos oficios. Habían muy buenos y competentes carpinteros, la familia de Marcelino y Ramón Izquierdo se convirtió en una institución en ese giro.
En la vida social y recreativa del año 1924, Los Palacios ya contaba con el invento de los Hermanos Lumiere. Los palaceños podían recrearse con las maravillas del séptimo arte en el Cine “Lilia” de Pancho Franchi. Allí se destornillaban de la risa con Charles Chaplin o se maravillaban de la hazañas del Tarzán silente, interpretado por Elmus Lincoln. El galán de la actualidad, Rodolfo Valentino, también llegó a Los Palacios a través de este mágico invento. Muchas jovencitas suspiraban emocionadas por la penetrante y fascinadora mirada del galán, que desde la pantalla les llegaba a sus butacas. Al otro día, muchos jovenes palaceños pasaban hora y horas frente a un espejo tratando de emitar la mirada del héroe del celuloide. En mi barrio existió un joven, que de tanto practicar la mirada de Valentino sufrió una caída de los párpados, ganándose el sobrenombre de “ojigato” o “luz baja”.
En sociedades estaba constituído el Casino Chino, que aglutinaba en su seno y los reunía para mantener sus costumbres y rememorar su China milenaria. También existía el Liceo Palaceño y la Sociedad de Familias Palaceñas, que se reunían para disfrute recreativo, artístico y social. Una de estas sociedades contaba con campo de tenis. Estas dos sociedades se aglutinaron y fundaron en el año 1926 el Club Hispano Cubano.
En publicaciones circuló en los primeros años de la segunda década una revista ilustrada que se llamó “El Mosquito”. Era dirigida por Octavio Martínez y Manuel Medel Nodarse y su administrador lo fue Andrés Álvarez Nodarse. Las páginas de esta revista nos han transmitido parte de la vida social de aquella época.
En deportes Los Palacios siempre contó con activa y participante juventud. Los más practicados eran la pelota y el boxeo. De aquella época nos llegan anécdotas del excelente lanzador Juan Basilia, la defensa de Ojeda en el campo corto y la receptoría de Antonio Herrera. En boxeo el “Curro Mandinga” tenía una buena pegada. Las verbenas y certámenes de belleza, así como carreras de sortijas, salones de baile, donde se daban continuos bailes, y las peleas de gallos finos, con la existencia de vallas, formaban parte de la vida social y recreativa de Los Palacios. Sus personajes pintorescos, muy variados y en todas las épocas, sus trovadores, sus cuentos de aparecidos y de Bermúdez, eran parte genuina del folklore palaceño.
La Logia “Montecristi” junto a su pueblo sufrió los momentos de penuria y desgracia de sus hijos y también disfrutó de los momentos esplendorosos que tuvo Los Palacios. Estuvo al lado y apoyó a la familia del VH:. José Tapias Iglesias cuando un hijo de él pereció ahogado en el charco “El Caballo” de la Finca Famaní, o cuando la familia de Ramón Fiallo pasó por el amargo trance de que un hijo de la misma, el VH:. Dr. Triburcio Fiallo (Felito) se vió en la necesidad de ultimar a balazos a un provocador político.
La tuberculosis se convirtió en un flagelo y azotó muy duramente la población palaceña. La logia prestaba ayuda económica a las familias pobres que sufrían de este mal y también hacía uso de su influencia, acudiendo a las altas figuras de la nación, en busca de hospitalización de enfermos sin recursos. Dos miembros de su cuadro fueron infestados por la tuberculosis, los Hnos., Lino Noda y Wenceslao Acosta y para ambos volcó sus pobres recursos económicos.
También disfrutó de los momentos más esplendorosos que vivió Los Palacios en su época republicana. La comenzada a partir del año 1925 y hasta el año 1930. De aquel tiempo nos llega a nuestros días, como fieles testigos, las excelentes y sólidas construcciones del Club Hispano Cubano, el antiguo Ayuntamiento, la ferretería que fue de Emilio Gómez, la casa del Dr. Rojas, el edificio de la ferretería de Ramón Alonso, las edificaciones situadas frente a la Ferretería de Emilio Gómez y lugar donde tuvo su consulta el dentista Emilito Fúster, la casa de la familia Valverde, el almacén de Miguel Abay, construcciones que se encuentran entre las mejores edificaciones palaceñas.
A partir de su reorganización en el año 1924, a la Logia “Montecristi” acudieron masivamente a solicitar iniciación las principales figuras en el orden social y moral de la población. Se nucleó rápidamente de una abigarrada membresía, que respondía muy positivamente a los intereses masónicos. Es maravilloso el leer los libros de acta de aquella década y encontrarnos con el rico potencial humano y fraternal desplegado.
En el año 1929 el mundo se ensombreció con la Depresión Económica. Cuba sufrió muy duramente este descalabro financiero. Muchos hermanos abandonan las filas de “Montecristi”, imposibilitados de poder cumplir con sus obligaciones financieras. Solamente doce miembros quedaron de su membresía. Ellos continuaron, a partir del 20 de Agosto del año 1933, los trabajos logiales que hoy disfrutamos.
La masonería es algo muy bello y hermoso, nos engrandece espiritualmente el alma, nos ayuda a buscar la verdad y saberla diferenciar de la mentira y nos enseña que la justicia y la libertad es un regalo de Dios, que es necesario el buscarla y conocerla para nuestro disfrute. Obras que persiguen estos fines altruistas perduran, son eternas, aunque tengan que vencer escollos insalvables y ser objetos de escarnios y contar con detractores. No hay causa por noble y justa que sea, que no cuente con detractores. Como no hay causa por injusta y perversa que sea, que no cuente con seguidores.
Resp. Logia “Montecristi”
El día 16 de Abril del año 1906 los masones residentes en Los Palacios, después de varias reuniones y contactos, fundan la Logia “Montecristi”. En esta sesión de fundación fue elegido el Hno. Luis Romero Ravelo, como V/Maestro y los Hnos. Juan Francisco Ibarra y Avelino Anrrecia Izquierdo como Vigilantes. El Hno. Rafael Abreu López fue electo Secretario y el Hno. José María Menéndez, Tesorero. Con esta misma fecha solicitan Carta Dispensa al Serenísimo Gran Oriente de Cuba. A este taller recién fundado acude a solicitar su iniciación lo más selecto de la población de Los Palacios y Paso Real de San Diego. El 1 de Julio del año 1907 la Logia “Montecristi” contaba con una membresía de 21 hermanos, que eran: Luis Romero Ravelo, Avelino Anrrecia Izquierdo, Estanislao Mesa, Eufemio Capetillo, Francisco Quevedo, Francisco Gutiérrez, José Gómez Ropero, Serafín García Álvarez, Leoncio Pérez Capote, Atanasio Massola, Antonio García, Carlos Llauró Galicias, Juan Hilario Corvo, Santiago Tejera Pérez, Pedro Costa Barreiro, Salomé Pérez, Ricardo Hernández, Gustavo Cruz Rodríguez, Froilán Núñez González, Ramón Fiallo Borges y Oswaldo Sierra Moliet. Las primeras sesiones se celebraron en el hogar de su Venerable Maestro y posteriormente en casas alquiladas por la logia, hasta que tuvo su Casa Templo.
Aunque la Masonería surgía organizadamente en Los Palacios, aquel día 16 de Abril del año 1906, no quiere esto decir que fue a partir de ese momento en que hay masonería en el pueblo. Pueden existir en un pueblo masones, puede trabajarse masonería y no haber logia masónica. En la década de los años ochenta del siglo pasado, residían en el poblado de Los Palacios notables masones: Según los historiadores: Desiderio Acosta, hombre de negocios y colaborador de la independencia, era masón; Rafael del Pino, Alcalde de Paso Real, era masón; Miguel Ángel Albizu, Capitán Español y Jefe Militar del poblado, era masón y posteriormente lo fueron dos de sus cuatro hijos: Miguel y Pastor. En el mes de Agosto del año 1880 se hace cargo de la Parroquia del municipio el cura Manuel de Jesús Dobal y García. Era sacerdote, masón, orador y patriota.
En el año 1907 la Logia “Montecristi” funda una revista masónica con el nombre de “La Antorcha del Progreso”, esta revista tiene una tirada quincenal y es dirigida por el Hno. Juan G. González y administrada por el Hno. Francisco Gutiérrez. Convirtiéndose en la primera publicación que se edita en Los Palacios.
El Serenísimo Gran Oriente de Cuba, alto cuerpo masónico al cual perteneció “Montecristi” en sus inicios, es fundado en el año 1899 y su intención era el aglutinar bajo su dominio gran parte de las logias de Cuba. Así como la fundación de nuevas logias que respondieran a esta Gran Logia. Termina el año 1908 con tres logias masónicas en Los Palacios, dos en el propio poblado y una en el barrio de Paso Real de San Diego.
Resp. Logia “Luz de Los Palacios”
La Gran Logia de la Isla de Cuba al tener conocimiento de la fundación en Los Palacios de una logia subordinada al Serenísimo Gran Oriente de Cuba, decide fundar en los valles palaceños una logia bajo su obediencia y con el objeto de enfrentar este acontecimmiento masónico, el que ellos llamaban “invasión de territorio”. Para lograr estos fines, hermanos enviados a estos valles por el IH:. Fernando Figueredo Socarrás, Gran Maestro de la Gran Logia de la Isla de Cuba, convencen a dignos y correctos ciudadanos, radicados en Los Palacios, para que se inicien en la Logia “Luz de Candelaria, reciban el ascenso y la exaltación y después soliciten Carta de Retiro de la logia madre. Dedicándose, en su condición de masones inafiliados, a la fundación de una logia.
Acuden a este llamado los ciudadanos Antonio Valdés Valdés, Alfredo Valdés Viñas, Feliberto Ascuy Pérez, Tomás Calderón Romero, José de la Luz Román Morejón y Juan Martínez Pérez y con fecha 21 de Agosto del año 1907 son iniciados en la Resp. Logia “Luz de Candelaria”, ascendidos a Compañero Masón el 28 de Agosto y exaltados al sublime grado de Maestro Masón, tres días después, el 31 de Agosto. Solicitan Carta de Retiro, al siguiente día de sus exaltaciones, 1 de Septiembre, conjuntamente con el Hno. Fernando Aladro Morales, residente en Los Palacios y con Carta de Retiro de la Resp. Logia “Luz de Occidente” y que hacen los siete maestros masones exigidos para fundar una logia, fundan el 17 de Septiembre del año 1907 la Resp. Logia “Luz de Los Palacios”. Es elegido para presidir la Logia “Luz de Los Palacios”, como su Venerable Maestro, el Hno. Antonio Valdés Valdés. Este acto de fundación, como las sesiones que celebró en lo adelante la nueva logia palaceña, se efectuaron en una habitación del hogar del Hno., Antonio Valdés Valdés, situado en la Calle Serafín García, entre José Martí y Ramón Cruz, (actual Calle 28, entre Calle 21 y Calle 19).
A los pocos días de fundada la logia “Luz de Los Palacios”, solicita su afiliación a la misma el Hno. Luis Fraschiere Dávila, natural de la República de Colombia, quien presenta Carta de Retiro como Maestro Masón de la Resp. Logia “Amor Fraternal” de los valles de La Habana y otorgada con fecha 3 de Agosto del año 1899. También a este taller masónico acuden profanos palaceños y residentes en la población a solicitar su iniciación, dentro de ellos, Petronilo Herrera, natural de Pinar del Rio, y los palaceños José Tapia Iglesias y Desiderio Martínez. La Logia “Luz de Los Palacios” se disuelve el 30 de Octubre del año 1910.
Resp. Logia “San Andrés”
El Serenísimo Gran Oriente de Cuba ante la fundación de la Logia “Luz de Los Palacios”, dependiente de la Gran Logia de la Isla de Cuba, determina la fundación de otra logia bajo su obediencia, en la localidad. Hermanos de la Logia “Montecristi”, para estos fines, solicitan Carta de Retiro del cuadro de la misma y fundan en Paso Real de San Diego, la Logia “San Andrés”. Este taller es fundado el 23 de Septiembre del año 1908 y es electo para ser su Venerable Maestro el Hno. Carlos Llauró Galicias, asistido de los Hnos. Pedro Costa y Ricardo Hernández, como Primero y Segundo Vigilantes. En los momentos de la fundación la logia pasorrealeña cuenta entre sus columnas con los Hnos. Juan Antonio Pérez, Salomé Pérez, Ramón Cué, Serafín Álvarez, Miguel Barreras, Pedro Collado, Angel Serra, Mateo del Pino, Emilio Bisbal y Octavio de la Peña. Esta sesión de fundación, según datos ofrecidos por un hijo del Hno. Salomé Pérez, el Sr. Rolando Pérez Herrera, se celebró en una casa de curar tabaco de una finquita propiedad del Hno. Salomé Pérez. Se encontraba presente el IH:. Joaquín Díaz, Gran Maestro del Serenísimo Gran Oriente de Cuba, acompañado de grandes funcionarios de ese alto cuerpo. Esta logia celebraba sus sesiones en una habitación de la vivienda del Hno. Salomé Pérez. La Logia “San Andrés” batió sus columnas en el mes de Diciembre del año 1910.
Los continuos enfrentamientos entre los hermanos de estas logias, pertenecientes a dos Grandes Orientes rivales, y la pugna entre ellos por imponer la soberanía del Gran Oriente al que pertenecía su logia, así como los artículos virulentos y carentes de responsabilidad y elegancia masónica publicados en la revista “La Antorcha del Progreso”, motivan que los trabajos masónicos en estos valles no se coronen de los lauros del éxito y languidezcan las logias, viéndose obligadas a batir columnas, en el año 1910, una detrás de la otra.
También hay que añadir a estos fracasos la falta de preparación y cultura masónica de aquellos hermanos para fundar logias y encauzarlas por los caminos correctos. Pueden haber estado dotados de muy buena voluntad y deseos en sus empeños, puede que entre aquellos pioneros de la masonería en estos valles, existieran hermanos de excelente cultura, pero es imposible, por muy cultos que sean, se puedan dotar de los conocimientos necesarios para proyectar las logias por ellos fundadas, en tan poco tiempo de militancia masónica.
Eran tiempos en que la masonería en su sano y fraternal ejercicio estaba obligada a ser más ejemplo que nunca, poniendo en práctica constante toda la grandeza espiritual y filantrópica presente en su doctrina y funcionamiento. La sociedad cubana de aquel entonces aún se encontraba muy influenciada por la Iglesia Católica y aquellos mismos obispos y sacerdotes, en su inmensa mayoría reaccionarios españoles, seguían combatiendo la masonería, como lo hicieron durante la colonización. Los masones de “Montecristi” de la generación del año 1924 superaron esos errores y desenvolvieron una forma de trabajo masónico muy distinto, que captaron rápidamente la atención de la sociedad palaceña, obteniendo fructíferos éxitos en su trabajo de mantener y encauzar una logia masónica reconocida y admirada por la población. Logia que rápidamente encontró su espacio social y actualmente, la actual generación, heredó y trabaja cada día más, en su consolidación. El pasado de la Resp. Logia "Montecristi", está cargado de hazañas y sacrificios fraternales.
Actualmente la Masonería Cubana representa a una masonería empobrecida, posiblemente la más pobre económicamente del Continente Americano, sin espacio ni influencias socio-políticas. Una masonería tolerada, pero no admitida y totalmente controlada, pero también, posiblemente, la más espiritual del Continente americano, preñada de hombres de buena voluntad, optimista y con fe en el futuro.
Estamos obligados a dar más muestras de responsabilidad masónica que nunca, de unidad y saber que la masonería ha salido airosa de épocas difíciles. Que es una institución milenaria y que ha visto el desplome de imperios ideológicos que se han discutido la hegemonía mundial y se han enfrentado a ella; estos imperios, por el sólo hecho de ser el masón un libre pensador, no de ideas mercenarias al servicio de ninguna causa, solamente a la verdad, la justicia y la democracia y por este concepto no ha sido grato el masón a los imperialistas del pensamiento, que han pretendido el ordenar el pensamiento a la humanidad, ponerle freno a la inteligencia creativa y que se mire por un tubo de cuarto de pulgada de diámetro.
Los masones, lejos de disfrazar sus ideas han de exponerlas con verdadero orgullo, orgullosos de su filiación masónica y ostentándola como los antiguos caballeros, la divisa de su Dios y su Dama.