VH: Cayetano Guerrero González
Por Hno. Jesús M. García
En una oportunidad, en respuesta a una manifestación insolente, el Generalísimo VH:. Máximo Gómez, a cierto personaje le expresaba: “La Historia de Cuba en cualquier momento se puede escribir sin hacer mención de tu persona. Ahora, trate usted de escribir esta historia sin mencionar a este viejo”.
Así sucede, no solamente en la historia de una nación, sino también con la historia y desenvolvimiento de instituciones y organizaciones de proyecciones sociales, fraternales, educativas, recreativas, caritativas y de cuanto ha creado el hombre en su paso terrenal en busca de una vida más placentera y dinámica. Aún dentro de la célula más pequeña de una sociedad: La familia.
Es imposible hablar de sociedades, instituciones y familias omitiendo la labor destacada de algunos de sus miembros. Que por su esfuerzo, dedicación, sacrificio y conducta han engrandecido a este conglomerado humano y el recuerdo de sus buenas acciones siempre perdurará en la memoria de sus semejantes y en el engrandecimiento de la causa a la cual sirvió.
Para ocupar esta posición de privilegio en la sociedad y dentro de la familia hay que reunir ciertas virtudes espirituales que crean en el alma del ser humano un estado de plenitud, satisfacción y entusiasmo. Dentro de estas virtudes espirituales la principal es el OPTIMISMO.
El hombre optimista es un entusiasta de la vida. Es un hombre que alberga en su corazón la esperanza y la fe. Es fuente de espíritu y estas virtudes lo estimulan continuamente y hacen que su sistema endocrino segregue sustancias beneficiosas para su salud y su alma. Le ríe a la vida y se burla de todas las adversidades que la misma le presenta.
El escéptico o el pesimista, en cambio, es todo lo contrario al optimista. Es débil de espíritu, la esperanza y la fe han muerto en su corazón. No se hace ilusiones, ni abriga esperanzas y de la vida siempre se encuentra en espera de lo malo. Son cadáveres en vida y como dan lástima verlos deambular por nuestras calles desesperanzados, sin fe en el futuro y ensimismados en pensamientos infecundos.
¡Qué triste es vivir la vida sin hacerse ilusiones o abrigar esperanzas!. Es tristísimo por miedo a sufrir una decepción. El que es débil de espíritu necesita buscar comodidades que no necesita el fuerte. Las almas fuertes pueden remontarse a esa región de bellezas espirituales de la ilusión porque tienen fortaleza para soportar el desengaño si viniese, que no sólo les resulta inofensivo, sino que los torna más fuerte. El alma que renuncia a hacerse ilusiones no pasa de ser un gusanillo que se arrastra por la tierra y “que triste es ser gusanillo y renunciar a los privilegios de convertirse en mariposa”.
El VH:. Cayetano Guerrero perteneció a esa pléyade de hombres rebosantes de virtudes espirituales. Luchó por su familia y buscó el espacio en el entorno social que le tocó vivir. Vivió más de noventa años y sufrió grandes adversidades de la vida. Llevó una vida feliz y fue merecedor del respecto y la consideración de todos en el pueblo y orgullo de sus hermanos masones. Era de porte venerable, rostro apacible que reflejaba la serenidad y bondad del alma. Forma de hablar mesurada y respetuosa.
En cierte ocasión le pregunté: ¿Cuál era el secreto de esa vejez tan dulce, mente tan despejada y esa serenidad espiritual? Sin titubear me contestö: “Nunca le presté demasiada atención a las adversidades de la vida y me enfrenté a ellas con fe y entusiasmo. No dí cabida en mi corazón a resentimientos malévolos y jamás dejé que la ira se apoderara fácilmente de mí”.
También estuvo de acuerdo en decirme, y lo exponía como una virtud personal, que tampoco practicó la mala costumbre de censurar y difamar a los demás.
Natural de San Vicente de la Barquera, Santander, España. Muy joven abandonó la decadente España, en un tiempo una de las principales metrópolis del mundo y dirigió sus pasos a Cuba, en busca de nuevos horizontes.
A la mayor de Las Antillas, llegó en la primera década del presente siglo. Primeramente residió en el occidental pueblo de San Juan y Martínez. En ese pueblo conoció a la joven sanjuanera Agustina Artigas Marimón, con la que unió su vida en matrimonio y en el mes de Junio de 1919 fijó definitivamente su residencia en el pueblo de Los Palacios. En este pueblo le nació y se crió su prole.
Interesado en la masonería, dirigió sus pasos hacia la Resp. Logia “Fiat-Lux” de los valles de San Juan y Martínez, y solicitó iniciación en la misma. Exigencias masónicas de la época le impidieron su ingreso en “Fiat-Lux”, al considerársele que no era un hombre “enteramente libre” por no poseer independencia económica. En ese momento era un empleado.
Ya sedentario en el pueblo de Los Palacios, pidiò su iniciación a la Logia “Montecristi”. La petición de iniciación la ejecuta el 10 de Junio del año 1925 y responden de su buena fe y méritos los hermanos José María Pérez y Emilio Girado.
La Logia “Montecristi” lo recibe en iniciación el 10 de Julio del año 1925, le concede el ascenso a Compañero Masón el 28 de Agosto del año 1925 y con fecha 25 de Septiembre del año 1925 lo hace conocedor de los misterios de la muerte y la reencarnación al exaltarle al Sublime Grado de Maestro Masón.
En los momentos de su iniciación residía en la Calle Antonio Maceo No. 5, (actual Calle 23), estaba casado, tenía 34 años de edad y era propietario de un pequeño comercio, en sociedad con su hermano Jacinto.
Cuando viene a formar parte de los picapedreros de “Montecristi”, este taller estaba atravezando por su período irregular al estar trabajando bajo dispensa de la Gran Logia de Cuba. En el mes de Septiembre de ese propio año 1925, la Gran Logia le concedió la Carta Patente y la constituye en una logia regular y universal. Recibiendo, por esta acción, todos sus miembros, la regularidad y legitimidad masónica.
Formó parte activa de aquellos valiosos hermanos que formaron parte de la tercera y última reorganización de “Montecristi” y a sus sacrificios y tesón se debe, en gran parte, esta Resp. y Meritoria Logia “Montecristi”. En esta última etapa supieron dotarla de cimientos sólidos donde descanse la estructura simbólica de un Templo erigido a la grandeza humana, para Gloria del Gran Arquitecto del Universo.
En el año 1926 fue el Adjunto al Tesorero. Del año 1927 al año 1932 fue el Secretario de la Logia. Formando parte de aquel binomio extraordinario del VH:. Antonio Valdés Valdés como Maestro y él como Secretario. Del año 1933 al año 1938 se desempeñó como Maestro de Ceremonias, funciones que también compartía con las de Ecónomo. En el año 1939 es elegido Adjunto al Secretario y también ocupa estas funciones en los años 1962 y 1963. En los años 1966, 1967 y 1971 ocupa las funciones de Representante a la Gran Logia.
Por su inmenso trabajo masónico y el amor fraternal que lo acompañó, fue designado Padre Espiritual de la Logia “Montecristi”.
En Sesion Extraordinaria el 1 de Octubre del año 1975 se le rindió un solemne homenaje al cumplir 50 años de Maestro Masón. Recibió el Premio a la Constancia por 50 años, el 29 de Octubre del año 1975.
Su vida se apagó para sumirse en las tinieblas de la muerte el 19 de Julio del año 1980.
Es imposible para cualquier escritor, por muy hábil que sea en la pluma, el escribir la historia de esta logia sin hacer mención del VH:. Cayetano Guerrero González, y otros hermanos, que como él, sentaron pautas a seguir y el recuerdo de sus buenas acciones y entusiasmo nos indican el derrotero a continuar.