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viernes, 6 de abril de 2012



La Resp. y Meritoria Logia “Montecristi”
en la Historia Palaceña

Trabajo presentado por el VH:. Jesús Marcos García Vázquez, con motivo del 93 aniversario de la fundación de la Resp. y Meritoria Logia “Montecristi”. Abril, 1999.
Todo aniversario observado es un año más de vida, bien de una persona, una ciudad, una república o de cualquier otra cosa o acontecimiento. En esta oportunidad nos referiremos a los noventa y tres años transcurridos desde la fundación de la Resp. y Meritoria Logia “Montecristi”. Con fecha 16 de Abril de 1906, un grupo de hermanos masones, residentes en este pueblo, decidieron organizarse masónicamente y fundan esta logia. Eran lidereados por el VH:. Luis Romero Ravelo, quien fue su primer venerable maestro. En su trayectoria institucional masónica, “Montecristi” tuvo que salvar muchos escollos para poder consolidarse y llegar triunfante hasta el día de hoy. Pero, en dos oportunidades, lamentablemente, esos escollos no pudieron ser vencidos, motivados por la incomprensión y la falta de experiencia en el ejercicio del trabajo logial y se vio en la imperiosa y amarga necesidad de disolverse como logia.


La vida institucional de “Montecristi” está dividida en tres etapas. La primera etapa del 16 de Abril de 1906, día de su fundación, a Junio 26 de 1910 en que bate sus columnas. La segunda etapa del 4 de Abril del año 1912, en que es reorganizada, a la Sesión Semestral de 1915 en que la Gran Logia le retira la Carta Dispensa. La tercera y última etapa, que ha llegado hasta nosotros, comenzó su fase reorganizativa en Enero de 1924.
A los masones de 1924 los guiaron en sus empeños fraternales los hermanos Ramón Fiallo Borges, Antonio Valdés Valdés y Julián López Suárez. Practicamente nació “Montecristi” con la república. Apenas cuatro años separaban su fundación de la instauración de Cuba en república. Ha acompañado a su pueblo, salvo las interrupciones sufridas, por casi todo el presente siglo, que ya toca a su fin. Desde su atalaya ha sido fiel espectadora de los sucesos y acontecimientos agradables y desagradables que han conmovido al pueblo que representa masónicamente.
A los pocos meses de fundada, en Agosto de 1906, se produce una revolución, la llamada Guerrita de Agosto. Aunque los promotores de esta revolución justificaban el surgimiento de la misma en la causa de la reelección del presidente, VH:. Don Tomás Estrada Palma, y quien tenía el legítimo derecho constitucional de aspirar para un segundo período presidencial, el verdadero origen de la contienda armada radicaba en los dos principales partidos en pugna, conservador y liberal, y la lucha de sus líderes por alcanzar el poder.
El pueblo de Los Palacios fue tomado por las fuerzas opositoras del gobierno, quienes cometieron una serie de atropellos y asesinatos entre la población palaceña. Frente al hogar del VH:. Luis Romero Ravelo, Venerable Maestro de “Montecristi” y a la vez Alcalde/Barrio, un joven, de apenas 17 años de edad, frente a las fuerzas opositoras le da vivas al partido gubernamental. El Maestro de “Montecristi” se apresura en gritarle a los beligerantes: “no le disparen, es apenas un niño”. Estos hacen caso omiso al llamado de piedad y balacean al infeliz joven. Después disparan contra el hermano Romero, quien salva la vida milagrosamente.




Este incidente ocurrió frente a la Logia “Montecristi”, que sesionaba en esos momentos en el hogar de su Venerable Maestro. Casa en forma de cuartería enclavada en la antigua calle José Martí, esquina a Serafín García, hoy calle 21, esquina a 28, y lugar donde en la actualidad tiene su vivienda el VH:. Antonio Calderón Tabares.
Un personaje pintoresco de nuestro pueblo, Pancho Melenas, quien era veterano del Ejército Libertador, sale sigilosamente en busca de las fuerzas del Coronel Avalos y le dice: “apúrate que la gente de Pino Guerra van a acabar con Los Palacios”. Ante la presencia de las fuerzas comandadas por Avalos, los sublevados abandonan Los Palacios sin ofrecer resistencia. Este movimiento revolucionario trajo como consecuencia la segunda intervención norteamericana a la isla, según lo tratado en la Enmienda Platt.
El 20 de Mayo de 1912, al mes y medio de la segunda etapa reorganizativa de “Montecristi”, tiene lugar el alzamiento del Partido Independiente de la Raza de Color, conocida como la Guerra Racista. Sus principales líderes, Pedro Ibonet y Evaristo Estenóz, altos oficiales del Ejército Libertador de Cuba, se levantaron en armas al frente del mayor número de complotados en la zona de Alto Songo y La Maya, en Oriente. El Jefe del Estado Mayor del Ejército de Cuba en esos momentos, Mayor General José Martí Zayas-Bazán, marchó al lugar de los acontecimientos y personalmente sofocó la sublevación.
El Partido Independiente de la Raza de Color, en su labor de proselitismo, se nucleó de adeptos y creó células en todos los municipios de Cuba. Antes del alzamiento llevaron a efectos varias acciones armadas, como el asalto a la Jefatura de Policía de Guanabacoa.
El gobierno del presidente José Miguel Gómez emitió órdenes precisas al ejército de aprender en cada municipio a los partidarios del Partido Independiente, con el fin de que no se extendiera aquella guerra civil y cobrase más vidas inocentes y en evitación a una tercera intervención norteamericana. En Los Palacios se efectuaron numerosas detenciones, dentro de ellas, la del Teniente del Ejército Libertador, Señor Alejandro Prier Prier, conocido por Ñanguá (padre de Paciano Prier).
La generación masónica de 1906 tuvo que enfrentarse a situaciones muy adversas para el buen desenvolvimiento masónico de una logia. Cuando se funda “Montecristi”, Los Palacios aún sufría de los efectos económicos de la Guerra de Independencia y los prejuicios sociales y religiosos, que como herencia nos legó el coloniaje español. La población palaceña fue una de las que más sufrió en la provincia vueltabajera los efectos de la Reconcentración de Weyler y las secuelas que acompañaron a esta despiadada e inhumana medida.
Los masones de 1924 se encontraron con una situación económica y social mucho más favorable. El pueblo se había extendido considerablemente hacia el este y pasaba los linderos de la calle Warren, actual Calle 20. También se había ensanchado al norte y al sur y se habían formado nuevas calles y edificaciones.
Es significativo el observar los avances, en todos los campos, que experimentó Los Palacios en los dieciocho años transcurridos de 1906 a 1924. De los 5,880 habitantes que tenía en 1906, según el Directorio de la República y datos de la Guía Francesa “Baylley-Barlliere-Piera”, en 1924 poseía una población de 11,546 habitantes, y de éstos 2,984 residían en el casco urbano.
En 1924 ya contaba con calles empedradas, sobre todo las principales: Maceo, Martí y Warren. Se le había construído un desagüe o drenaje, consistente en unas anchas “cunetas” a todo lo largo de la Calle Maceo, en el centro y con ambas vías a los lados. A este primitivo drenaje iban a parar las aguas de las demás calles y a la vez descargaba en el río. El puente sobre el río Los Palacios, que lo une con Paso Real de San Diego, ya existía. Gozaba de los adelantos y beneficios de la electricidad. Primeramente por una planta local que generaba el fluído eléctrico necesitado por la población y posteriormente se unió a la red de la Compañía Cubana de Electricidad. La planta estaba situada en la Calle Martí, entre Serafín García y José Palacios, (hoy 21, entre 28 y 30), en el lugar donde habita la familia Zayas. También se contaba con comunicación telefónica y telegráfica.


El cultivo de la caña se había extendido y el Central “La Francia”, antiguo “Virginia”, trituraba entre sus muelas toda la caña que producían las colonias palaceñas. La industria azucarera palaceña era fuente de vida para cientos de trabajadores del patio.
Poseía una fábrica de hielo, la del Sr. Betancourt, y que estaba situada en la Calle Ramón Cruz, esquina a Warren, hoy 19 esquina a 20, y lugar donde vivió la familia del Sr. Tomás Guerra. En este lugar también existió la Academia “José de la Luz y Caballero”, de las Profesoras Maria e Hilda Guerra.
Entre su industria pueden señalarse los tejares existentes, que se dedicaban a la fabricación de tejas y ladrillos. Los envasadores de piña, las herrerías de Julio Lorenzo, Ricardo Paula y Eusebio Redonet, la tabaquería de Antonio Carrasco. También hay que añadir el taller de construcción de carruajes de Miguel Dancausse y Luis Hernández. Las panaderías de José Cabrera, José A. Capote, Arcadio Ferrer y Esteban Sordo. Las talabarterias de Eusebio Figueroa, Javier Ipsán y Remigio Martínez, así como las zapaterias de José A. Cecilia, Marcelino Diaz, Manuel González, Lucía Guzmán y Jacinto Morales. En estos talleres se trabajaba artesanalmente el cuero y de los mismos salían calzados, monturas y todo lo requerido por la población, que pudiera aportar la industria del cuero.
En 1924 era el alcalde de Los Palacios, Pedro Liz Cabezas. Presidente del Ayuntamiento Javier Ipsán Blanco, el padre de nuestro Padre Espiritual José A. Ipsán y el Secretario, Antonio Valdés Valdés. Al frente de la Administración Municipal se encontraba, Heliodoro Fúster Soto, como Contador a Santiago Tejera Pérez y de Tesorero Javier Ipsán. La Comisión de Impuestos Territoriales la presidía, Antonio Valdés Valdés.
La justicia la administraba como Juez Municipal, el Sr. José Antonio Aliño, y el Secretario del Juzgado, Francisco Parajón. La Junta Municipal Electoral la presidía José Antonio Aliño y actuaba de Secretario, Tomás Calderón Romero. El Correo lo administraba Eduardo Alvarez Nodarse, quien también fungía como telegrafista. Como Jefe de la Estación del Ferrocarril se encontraba, Andrés Cordovés. La Junta de Educación tenía como Presidente al Dr. Matías Dorta Duque y Avelino Tapias Iglesias como Secretario. Sanidad tenía como Jefe Local al Dr. Pablo Marino Rojas y era el Secretario Isidro Fiallo. El orden público estaba a cargo del Escuadrón No. 20 de la Guardia Rural y al frente del mismo se encontraba el Teniente Andrés Valdés (Cruz Garay).
Se contaba con los servicios médicos de los doctores, Agustín Delgado, Salvador Prats, Marino P. Rojas y Armando Valverde. El Dr. Pérez Salazar era el dentista. Existían tres farmacias con un variado y extenso surtido en medicamentos, la de Claudio Ferrer, Tomás Martínez y Francisco Serrapiñana. Existían tres ferreterías: las de Miguel Abay, Gervasio Francisco y Emilio Gómez. El comercio estaba conformado de los siguientes establecimientos, las carnicerías de Segundo Díaz, Luis Munguía, Ramón Moreno y Ramón Polo: los cafés de Antonio Bárcenas, José Betancourt, Ramón Gutierrez, Soberón y Hermanos, Suárez y Alonso. Las cantinas o bares de Antonio Bárcenas, Ramón Gutierrez, Orbesozo y hermanos. Las tiendas de tejidos y telas de Mayor y hermanos, Valdés y hermanos y José Mailán. Los hoteles de Ramón Gutierrez y López y Vara, la fonda de Manuel Wong Kee. Existían varios trenes de lavado, pero los más importantes eran los de Chun Gau y José Pernas.
El expendio de alimentos y útiles para el hogar se realizaba a través de las tiendas mixtas y bodegas de Serafín Alvarez, Sucesores de Luis A. Fernández, Arcadio Ferrer, Manuel Orbesozo, Pao Sun Lee y Cía., Suárez y Hernández, Wong Hing Long, Woo Lee y Cía., On Long, Gervasio Francisco, Pedro García, Diego González, Lorenzo González, Gutiérrez y Sobrino, Francisco Inclán, María de la Oliva Andrés, José Medel, Alejandro de la Oliva, Juan Pamo, Juan Pedro, Manuel Pulido, Ramón Sánchez Villareal y Hermanos y Manuel Won Kee.
Como religión y logias fraternales, solamente la Iglesia Católica, la Logia “Montecristi” y cultos africanos. Aunque por la influencia norteamericana, ya algunos palaceños se habían convertidos a los cultos luteranos. La Iglesia Adventista fue fundada por dos hermanos de “Montecristi”, Calixto Arrebato y Emilio Girado, en 1929; la Iglesia Bautista se fundó como tal en 1948. Los Testigos de Jehova aún no habían aparecido en el entorno palaceño, así como otras denominaciones y formas religiosas. Como Cura de la Iglesía Católica se mantenía el mismo del año 1906, el Padre José Rodríguez Suárez (Padre Pepe).


El Sr. Don Vicente García se ocupaba de las funciones de joyero y relojero y Pedro Redonet de mecánico automotriz, quienes formaron a otros en esos oficios. Habían muy buenos y competentes carpinteros, la familia de Marcelino y Ramón Izquierdo se convirtió en una institución en ese giro.

En la vida social y recreativa de 1924, Los Palacios ya contaba con el invento de los Hermanos Lumiere. Los palaceños podían recrearse con las maravillas del séptimo arte en el Cine “Lilia” de Pancho Franchi. Allí se destornillaban de la risa con Charles Chaplin o se maravillaban de la hazañas del Tarzán silente, interpretado por Elmus Lincoln. El galán de la actualidad, Rodolfo Valentino, también llegó a Los Palacios a través de este mágico invento. Muchas jovencitas suspiraban emocionadas por la penetrante y fascinadora mirada del galán, que desde la pantalla les llegaba a sus butacas. Al otro día, muchos jovenes palaceños pasaban hora y horas frente a un espejo tratando de emitar la mirada del héroe del celuloide. En mi barrio existió un joven, que de tanto practicar la mirada de Valentino sufrió una caída de los párpados, ganándose el sobrenombre de “ojigato” o “luz baja”.
En sociedades estaba constituído el Casino Chino, que aglutinaba en su seno y los reunía para mantener sus costumbres y rememorar su China milenaria. También existía el Liceo Palaceño y la Sociedad de Familias Palaceñas, que se reunían para disfrute recreativo, artístico y social. Una de estas sociedades contaba con campo de tenis. Estas dos sociedades se aglutinaron y fundaron en 1926 el Club Hispano Cubano.
En publicaciones circuló en los primeros años de la segunda década una revista ilustrada que se llamó “El Mosquito”. Era dirigida por Octavio Martínez y Manuel Medel Nodarse y su administrador lo fue Andrés Alvarez Nodarse. Las páginas de esta revista nos han transmitido parte de la vida social de aquella época. Por sus páginas nos hemos enterado que la buena de Cuca Fernández, la madre de Pilingo, ganó un certamen de belleza y que Emeterio E. León Medina buscaba la nominación de un partido político para aspirar a alcalde de Los Palacios.
En deportes Los Palacios siempre contó con activa y participante juventud. Los más practicados eran la pelota y el boxeo. De aquella época nos llegan anécdotas del excelente lanzador Juan Basilia, la defensa de Ojeda en el campo corto y la receptoría de Antonio Herrera. En boxeo el “Curro Mandinga” tenía una buena pegada. Las verbenas y certámenes de belleza, así como carreras de sortijas, salones de baile, donde se daban continuos bailes, y las peleas de gallos finos, con la existencia de vallas, formaban parte de la vida social y recreativa de Los Palacios. Sus personajes pintorescos, muy variados y en todas las épocas, sus trovadores, sus cuentos de aparecidos y de Bermúdez, eran parte genuina del folklore palaceño.
La Logia “Montecristi” junto a su pueblo sufrió los momentos de penuria y desgracia de sus hijos y también disfrutó de los momentos esplendorosos que tuvo Los Palacios. Estuvo al lado y apoyó a la familia del VH:. José Tapias Iglesias cuando un hijo de él pereció ahogado en el charco “El Caballo” de la Finca Famaní, o cuando la familia de Ramón Fiallo pasó por el amargo trance de que un hijo de la misma, el VH:. Dr. Triburcio Fiallo (Felito) se vió en la necesidad de ultimar a balazos a un provocador político.
La tuberculosis se convirtió en un flagelo y azotó muy duramente la población palaceña. Prestaba ayuda económica a las familias pobres que sufrían de este mal y también hacía uso de su influencia, acudiendo a las altas figuras de la nación, en busca de hospitalización de enfermos sin recursos. Dos miembros de su cuadro fueron infestados por la tuberculosis, los Hnos. Lino Noda y Wenceslao Acosta y para ambos volcó sus pobres recursos económicos.


También disfrutó de los momentos más esplendorosos que vivió Los Palacios en su época republicana. La comenzada a partir de 1925 y hasta el 1930. De aquel tiempo nos llega a nuestros días, como fieles testigos, las excelentes y sólidas construcciones del Club Hispano Cubano, el antiguo Ayuntamiento, la ferretería que fue de Emilio Gómez, la casa del Dr. Rojas, la antigua casa de la ferretería de Alonso, las edificaciones situadas frente a la Ferretería de Emilio Gómez y lugar donde tuvo su consulta el dentista Emilito Fúster, la casa de la familia Valverde, el almacén de Miguel Abay, construcciones que se encuentran entre las mejores edificaciones palaceñas.

A partir de su reorganización en 1924, a la Logia “Montecristi” acudieron masivamente a solicitar iniciación las principales figuras en el orden social y moral de la población. Se nucleó rápidamente de una abigarrada membresía, que respondía muy positivamente a los intereses masónicos. Es maravilloso el leer los libros de acta de aquella década y encontrarnos con el rico potencial humano y fraternal desplegado.
En 1929 el mundo se ensombreció con la Depresión Económica. Cuba sufrió muy duramente este descalabro financiero. Los pueblos solamente ven en el gobierno al culpable de la situación de sus penurias y contra los poderes del mismo arremeten. El gobierno defiende su poder y permanencia y, en la mayoría de los casos, responde represivamente. Nace una tiranía y éste a la vez engendra una revolución. Así sucedió con el gobierno del VH:. Gerardo Machado Morales y su segunda etapa se conoce con el fatídico “machadato”. Muchos hermanos abandonan las filas de “Montecristi”, imposibilitados de poder cumplir con sus obligaciones financieras. Solamente doce miembros quedaron de su membresía. Ellos continuaron, a partir del 20 de Agosto de 1933, los trabajos logiales que hoy disfrutamos.
La masonería es algo muy bello y hermoso, nos engrandece espiritualmente el alma, nos ayuda a buscar la verdad y saberla diferenciar de la mentira y nos enseña que la justicia y la libertad es un regalo de Dios, que es necesario el buscarla y conocerla para nuestro disfrute. Obras que persiguen estos fines altruistas perduran, son eternas, aunque tengan que vencer escollos insalvables y ser objetos de escarnios y contar con detractores. No hay causa por noble y justa que sea, que no cuente con detractores. Como no hay causa por injusta y perversa que sea, que no cuente con seguidores.
Se ha querido traer al presente el modus vivendi en lo político, social y económico del pueblo al cual pertenece “Montecristi”, en las etapas incursionadas. Si los hermanos de ayer, con fe en el ideal, optimismo y abnegación, sin recursos y partiendo de la nada absoluta, fundaron esta logia, vencieron los escollos y la hicieron llegar a nosotros, que podra decir la generación presente que disfruta de un confortable templo y pertenecen a una logia con una organización y un despliegue masónico que la hace notable en la masonería cubana y disfruta del respeto y consideración de la población. Los masones de hoy, y nucleados en su mayor parte por una culta y dinámica juventud, han recogido las experiencias del pasado, trabajan por mejorar y ser fieles al presente y así garantizarle a “Montecristi” un futuro luminoso, decoroso y cargado de dignidad humana.