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sábado, 28 de agosto de 2010

Hermanos de "Montecristi"

VH:. Jose Cipriano Florencio Pedroso (Lencho)


Por Hno:. Jesús Marcos García

Se inició en la Logia “Montecristi”, el día 28 de Marzo del año 1945, es ascendido a Compañero Masón el 10 de Octubre del propio año y con fecha 24 de Julio del año 1946 es exaltado al Sublime Grado de Maestro Masón.

A partir de su ingreso en la logia su actuacion como masón siempre se vio señalada de un constante bregar dentro de la orden. Falleció al mediodía del dia 8 de Marzo del año 1987 y al romperse ese eslabón de la Cadena Fraternal, con su lamentable pérdida física, pudo afirmarse categóricamente que “Montecristi” perdió uno de sus mejores hijos.

El hermano Lencho fue un masón que por su abnegación, entusiasmo y sacrificio pasó a formar parte de la historia de su logia, dejando en el seno de “Montecristi” una huella imborrable de grata recordación.

En sus casi cuarenta y dos años de militancia masónica ocupó los siguientes cargos: Año 1950 Maestro de Ceremonias, Año 1951 Primer Diácono; Años del 1953 al 1957 Maestro de Ceremonias; Años 1958 y 1959 Limosnero; Años 1960 al 1964 Maestro de Ceremonias y Año 1970 Primer Vigilante. Ocupó cargos en la logia durante quince períodos masónicos, además de las distintas comisiones de trabajo de las que formó parte.

En la sesión del 29 de Octubre del año 1975 recibe de manos del IH: Mario Oliva Rubio, Gran Maestro de la Gran Logia de Cuba el Premio a la Constancia por 25 años y con fecha 12 de Diciembre del año 1986, mediante el Decreto No. 711, el IH: Roberto L. Ferrer Rodríguez, Gran Maestro de la Gran Logia de Cuba dispone se le entregue el Premio a la Constancia por 40 años de Maestro Masón.

Con la Sra. Consuelo Ipsán formó un matrimonio ideal. Su hogar, además de un remanso de amor, paz y dulzura, era también, una prolongación de la Logia “Montecristi”.

Hoy ambos moran en el Eterno Oriente y han de estar a la diestra del Gran Arquitecto del Universo, por haber cumplido fielmente con sus obligaciones domésticas y sociales.

Hermanos de "Montecristi"

VH:. José Antonio Ipsán Hernández:
Por Hno:. Jesús Marcos García



El Hno: José Antonio Ipsán recibe la luz masónica en la Logia “Montecristi”, el día 12 de Septiembre del año 1951, es ascendido al Grado de Compañero Masón el 5 de Diciembre del propio año y exaltado al Sublime Grado de Maestro Masón en la noche del 25 de Junio del año 1952.

Oriundo de una familia masónica, su padre y tíos fueron masones, e inmediatamente después de recibir la condición de Maestro Masón se dedica a una intensa labor masónica, hasta el día de hoy.

En el año 1953 ocupa el cargo de Primer Experto; del año 1954 al año 1956 el de Primer Diácono. En los años 1958 y 1959 es Segundo Vigilante. En el año 1960 es Primer Vigilante y en el siguiente año, 1961, ocupa el máximo sitial de una logia, el de Venerable Maestro.

En los años que siguen: 1962, -63, -64 y -65 es Representante a la Gran Logia de Cuba. En los años posteriores al año 1965 tiene que laborar como azucarero en un Central de los Valles de Güines, Provincia Habana y se ve imposibilitado de ocupar cargos en la logia, no obstante ocupa cargos de vocal en distintas comisiones de trabajo.

Ya en posesión de su merecida jubilación, se intrega de lleno al trabajo masónico y desde el año 1975 hasta la fecha, ambos inclusive, ocupa las funciones de Presidente de la Comisión de Moralidad y Vocal de la Comisión de Hacienda.

En el año 1978 fueron creadas en este logia las zonas con el propósito de infundirle a la logia una mejor organización y una más acertada y adecuada explotación fraternal. El VH: José Antonio ocupa la jefatura de la Zona No. 7, desde el inicio de esta nueva reestructuración y además es el hermano citador dentro de su zona, tareas que cumple con delicadeza y esmero.

En el año 1975 en momentos en que esta logia celebraba sus cincuenta años de fundada, de acuerdo a la fecha errada del 29 de Octubre del año 1925 como su fundación, recibe de manos del IH: Mario Oliva Rubio, Gran Maestro de la Masonería Cubana en esa oportunidad, el Premio a la Constancia por 25 años.

El 16 de Noviembre del año 1983 su Madre Logia “Montecristi” le rinde homenaje de reconocimiento y le entrega diploma alusivo.

En el año 1988 recibe la Orden Manifiesto de Montecristi de Segundo Grado y en el año 1991 recibe la de Primer Grado, ordenes que se ha ganado por su magnífica asistencia a los trabajos de la Logia.

En el mes de Abril del año 1992 recibe el Premio a la Constancia por 40 años y el 24 de Junio de ese propio año, en una Tenida Solemne y pública donde se encontraban presentes sus familiares y amistades allegadas, la Logia “Montecristi” le entrega el diploma que lo acredita como su Padre Espiritual, máxima mención que recibe un masón en su logia. En estos momentos se encuentra una moción en la Gran Logia, apoyada por muchas logias, en solicitud del Premio al Mérito Masónico para el VH: José Antonio Ipsán en pago a su fecunda labor.

El VH:. José Antonio jugó un papel muy valioso para la Logia “Montecristi”, en el año 1959 y posteriormente lo ha seguido jugando, siempre en defensa de los sagrados intereses de la masonería. Esta conjuntamente con los hermanos, Cayetano Guerrero, Dr. Lucilo Díaz Fernández, René Nardo Ipsán, Eleuterio León Medina, Matildo Mirabal, Nicolás Martín, José Menéndez Cardama, Osvaldo Gotera Perugorría, Efrén Toledo Valdés y otros más, enmarcado dentro de las figuras de su logia que en un momento dado, debido a su viril actitud, logran que no se conjuguen sentimientos y formas ajenas al dogma de la masonería, ni permitieron el triunfo de cabildeos coquetos.

El primer día del año 1959 nuestra patria experimenta el triunfo de una revolución armada y a partir de ese instante comienza a experimentarse una total y absoluta transformación socio, política y económica. Transformación que, como un cepillo gigante, toca todos los puntos vitales de la entonces Sociedad Cubana: política, económica, religión, costumbres, ideología, etc.

Esta transformación destruye las formas sociales hasta ese momento conocidas por el pueblo cubano. Nuestra nación empieza a conocer un sistema político-gobernante absolutamente nuevo en todos los campos. Esta transformación no puede ser ajena a la masonería, la masonería como integrante de la Sociedad Civil siempre ha estado nucleada en cada municipio por los elementos más liberales e inquietos en el pensamiento socio-político y debido a esta transformación todas las logias de Cuba, al igual que la mayoría de las familias cubanas, fueron sacudidas por esta nueva corriente ideológica.

“Montecristi” no fue una excepción y la dirección de ese año 1959, conjuntamente con un grupo de hermanos de columnas, trataron de vincular esta logia con la nueva corriente gobernante. Al pretender hacer eso, aquellos hermanos, talvez lo hacían con el sano propósito de pensar que estaban cumpliendo con un rol histórico y como aquellos marineros de la fábula, que en noches de tormenta se guiaban por los cantos de sirena, pensaron que ese era el verdadero camino de la masonería, aunque divorciaran esta milenaria institución con sus sagrados preceptos.

A estos intentos se opusieron un gran número de hermanos, aún dentro de ellos de pensamientos afines a la corriente gobernante, que querían que su logia se desenvolviese como está establecido en los Antiguos Límites de la Fraternidad Masónica; se organizaron, crearon candidatura y llevaron en la misma como Venerable Maestro al Dr. Lucilo Díaz Fernández, José Antonio Ipsán como Primer Vigilante y René Nardo Ipsán como Segundo Vigilante. La candidatura obtuvo un triunfo rotundo en las Elecciones Generales del año 1959 y en el año 1960 esta nueva dirección solamente trabajó en mantener la logia dentro de los cánones masónicos. El VH: José Antonio Ipsán gobierna la logia, en su condición de Venerable Maestro, en el año 1961. En ese año solamente tenía una misión máxima a cumplir, y la cumplió a cabalidad: mantener la Logia “Montecristi” ajena de las impurezas profanas; fue un año en que no se podían proyectar los trabajos logiales a otros campos que no fuera la estabilización de la logia.

En su período de gobierno empezaron a llevarse a efecto aquellas famosas y recordadas tenidas del Circuito Occidental, tenidas que se prolongaron en los años venideros y que se interrumpieron por la detención del VH:. Aparicio Aparicio Paneque. A estas tenidas el VH: Ipsán le prestó el mayor concurso y que hoy forman parte de nuestra historia masónica por ser muy necesarias para la masonería en aquellos tiempos, donde la Masonería Pinareña dio muestras de pujanza y fortalecimiento, poniendo muy en alto el Estandarte Masónico. “Montecristi” con el verbo encendido de sus oradores, Efrén Toledo y los Hermanos Radamés y Augusto Martínez, estuvo presente en todas. El VH: José Antonio ha sido y es una fuente inagotable de experiencia, mesura y delicadeza, donde en reiteradas oportunidades he bebido de esa fuente y siempre he tomado agua limpia de impurezas y fresca. Su trabajo amoroso, benéfico y fraternal en bien de la masonería lo sitúan dentro de la avanzada fraternal de esta logia y en este municipio todos lo clasifican como un símbolo masónico; los profanos le dicen José Antonio el Masón y nosotros los masones: PADRE ESPIRITUAL.

jueves, 26 de agosto de 2010

Hermanos de "Montecristi"

VH: Cayetano Guerrero González


Por Hno. Jesús M. García

En una oportunidad, en respuesta a una manifestación insolente, el Generalísimo VH:.  Máximo Gómez, a cierto personaje le expresaba: “La Historia de Cuba en cualquier momento se puede escribir sin hacer mención de tu persona. Ahora, trate usted de escribir esta historia sin mencionar a este viejo”.

Así sucede, no solamente en la historia de una nación, sino también con la historia y desenvolvimiento de instituciones y organizaciones de proyecciones sociales, fraternales, educativas, recreativas, caritativas y de cuanto ha creado el hombre en su paso terrenal en busca de una vida más placentera y dinámica. Aún dentro de la célula más pequeña de una sociedad: La familia.

Es imposible hablar de sociedades, instituciones y familias omitiendo la labor destacada de algunos de sus miembros. Que por su esfuerzo, dedicación, sacrificio y conducta han engrandecido a este conglomerado humano y el recuerdo de sus buenas acciones siempre perdurará en la memoria de sus semejantes y en el engrandecimiento de la causa a la cual sirvió.

Para ocupar esta posición de privilegio en la sociedad y dentro de la familia hay que reunir ciertas virtudes espirituales que crean en el alma del ser humano un estado de plenitud, satisfacción y entusiasmo. Dentro de estas virtudes espirituales la principal es el OPTIMISMO.

El hombre optimista es un entusiasta de la vida. Es un hombre que alberga en su corazón la esperanza y la fe. Es fuente de espíritu y estas virtudes lo estimulan continuamente y hacen que su sistema endocrino segregue sustancias beneficiosas para su salud y su alma. Le ríe a la vida y se burla de todas las adversidades que la misma le presenta.

El escéptico o el pesimista, en cambio, es todo lo contrario al optimista. Es débil de espíritu, la esperanza y la fe han muerto en su corazón. No se hace ilusiones, ni abriga esperanzas y de la vida siempre se encuentra en espera de lo malo. Son cadáveres en vida y como dan lástima verlos deambular por nuestras calles desesperanzados, sin fe en el futuro y ensimismados en pensamientos infecundos.

¡Qué triste es vivir la vida sin hacerse ilusiones o abrigar esperanzas!. Es tristísimo por miedo a sufrir una decepción. El que es débil de espíritu necesita buscar comodidades que no necesita el fuerte. Las almas fuertes pueden remontarse a esa región de bellezas espirituales de la ilusión porque tienen fortaleza para soportar el desengaño si viniese, que no sólo les resulta inofensivo, sino que los torna más fuerte. El alma que renuncia a hacerse ilusiones no pasa de ser un gusanillo que se arrastra por la tierra y “que triste es ser gusanillo y renunciar a los privilegios de convertirse en mariposa”.

El VH:. Cayetano Guerrero perteneció a esa pléyade de hombres rebosantes de virtudes espirituales. Luchó por su familia y buscó el espacio en el entorno social que le tocó vivir. Vivió más de noventa años y sufrió grandes adversidades de la vida. Llevó una vida feliz y fue merecedor del respecto y la consideración de todos en el pueblo y orgullo de sus hermanos masones. Era de porte venerable, rostro apacible que reflejaba la serenidad y bondad del alma. Forma de hablar mesurada y respetuosa.

En cierte ocasión le pregunté: ¿Cuál era el secreto de esa vejez tan dulce, mente tan despejada y esa serenidad espiritual? Sin titubear me contestö: “Nunca le presté demasiada atención a las adversidades de la vida y me enfrenté a ellas con fe y entusiasmo. No dí cabida en mi corazón a resentimientos malévolos y jamás dejé que la ira se apoderara fácilmente de mí”.

También estuvo de acuerdo en decirme, y lo exponía como una virtud personal, que tampoco practicó la mala costumbre de censurar y difamar a los demás.

Natural de San Vicente de la Barquera, Santander, España. Muy joven abandonó la decadente España, en un tiempo una de las principales metrópolis del mundo y dirigió sus pasos a Cuba, en busca de nuevos horizontes.

A la mayor de Las Antillas, llegó en la primera década del presente siglo. Primeramente residió en el occidental pueblo de San Juan y Martínez. En ese pueblo conoció a la joven sanjuanera Agustina Artigas Marimón, con la que unió su vida en matrimonio y en el mes de Junio de 1919 fijó definitivamente su residencia en el pueblo de Los Palacios. En este pueblo le nació y se crió su prole.

Interesado en la masonería, dirigió sus pasos hacia la Resp. Logia “Fiat-Lux” de los valles de San Juan y Martínez, y solicitó iniciación en la misma. Exigencias masónicas de la época le impidieron su ingreso en “Fiat-Lux”, al considerársele que no era un hombre “enteramente libre” por no poseer independencia económica. En ese momento era un empleado.

Ya sedentario en el pueblo de Los Palacios, pidiò su iniciación a la Logia “Montecristi”. La petición de iniciación la ejecuta el 10 de Junio del año 1925 y responden de su buena fe y méritos los hermanos José María Pérez y Emilio Girado.

La Logia “Montecristi” lo recibe en iniciación el 10 de Julio del año 1925, le concede el ascenso a Compañero Masón el 28 de Agosto del año 1925 y con fecha 25 de Septiembre del año 1925 lo hace conocedor de los misterios de la muerte y la reencarnación al exaltarle al Sublime Grado de Maestro Masón.

En los momentos de su iniciación residía en la Calle Antonio Maceo No. 5, (actual Calle 23), estaba casado, tenía 34 años de edad y era propietario de un pequeño comercio, en sociedad con su hermano Jacinto.

Cuando viene a formar parte de los picapedreros de “Montecristi”, este taller estaba atravezando por su período irregular al estar trabajando bajo dispensa de la Gran Logia de Cuba. En el mes de Septiembre de ese propio año 1925, la Gran Logia le concedió la Carta Patente y la constituye en una logia regular y universal. Recibiendo, por esta acción, todos sus miembros, la regularidad y legitimidad masónica.

Formó parte activa de aquellos valiosos hermanos que formaron parte de la tercera y última reorganización de “Montecristi” y a sus sacrificios y tesón se debe, en gran parte, esta Resp. y Meritoria Logia “Montecristi”. En esta última etapa supieron dotarla de cimientos sólidos donde descanse la estructura simbólica de un Templo erigido a la grandeza humana, para Gloria del Gran Arquitecto del Universo.

En el año 1926 fue el Adjunto al Tesorero. Del año 1927 al año 1932 fue el Secretario de la Logia. Formando parte de aquel binomio extraordinario del VH:. Antonio Valdés Valdés como Maestro y él como Secretario. Del año 1933 al año 1938 se desempeñó como Maestro de Ceremonias, funciones que también compartía con las de Ecónomo. En el año 1939 es elegido Adjunto al Secretario y también ocupa estas funciones en los años 1962 y 1963. En los años 1966, 1967 y 1971 ocupa las funciones de Representante a la Gran Logia.

Por su inmenso trabajo masónico y el amor fraternal que lo acompañó, fue designado Padre Espiritual de la Logia “Montecristi”.

En Sesion Extraordinaria el 1 de Octubre del año 1975 se le rindió un solemne homenaje al cumplir 50 años de Maestro Masón. Recibió el Premio a la Constancia por 50 años, el 29 de Octubre del año 1975.

Su vida se apagó para sumirse en las tinieblas de la muerte el 19 de Julio del año 1980.

Es imposible para cualquier escritor, por muy hábil que sea en la pluma, el escribir la historia de esta logia sin hacer mención del VH:. Cayetano Guerrero González, y otros hermanos, que como él, sentaron pautas a seguir y el recuerdo de sus buenas acciones y entusiasmo nos indican el derrotero a continuar.

domingo, 22 de agosto de 2010

Hermanos de "Montecristi"

VH:. Antonio Valdés Valdés


Por Hna. María Teresa Rodríguez y Hno. Jesús Marcos García


Nació el 6 de Octubre del año 1868 en Consolación del Sur, Pinar del Rio. Siempre se creyó que Don Antonio era hijo de la Casa-Cuna, por su doble apellido de Valdés. Resultado que su padre, español, que se llamaba Antonio Fúster, llegó a Cuba como polizonte abordo de un barco español y al estar indocumentado no lo pudo reconocer dándole su apellido y lo hizo hijo de la Casa de Beneficencia, recibiendo, como era costumbre en ese centro benéfico, el doble apellido de Valdés.

Oriundo de una familia humilde se vió en la necesidad de trabajar muy duramente desde temprana edad. Realizó los oficios de bodeguero, dulcero, contador, etc.

Su inteligencia natural y su vocación por la noble labor de enseñar y educar lo llevaron a ser maestro público en la localidad de Los Palacios. Se casó tempranamente con la Señorita Coleta Falero, de cuyo matrimonio nacieron doce hijos.

Fue un hombre humanista, legítimamente fraternal y religioso. Su inspiración y amor a la patria lo llevaron a ser un poeta, cuyos versos “Martí”, “A la Bandera Cubana” y “A José Martí”, le rinden homenaje a la enseña nacional y al Apóstol.

El 16 de Abril del año 1906 es fundada en los valles palaceños la actual Logia “Montecristi”. En sus inicios “Montecristi” pertenecía al Serenísimo Gran Oriente de Cuba. La Gran Logia de la Isla de Cuba, hoy Gran Logia de Cuba de AL y AM, al percatarse de la invasión en estos valles de aquella Gran Logia, deciden contrarestarla, fundando una logia bajo su obediencia. Para estos fines solicitan de los ciudadanos Antonio Valdés Valdes, Alfredo Valdés Viñas, Feliberto Azcuy Pérez, Tomás Calderón Romero, José de la Luz Román Morejón y Juan Martínez Pérez, dignos ciudadanos radicados en este pueblo, que se inicien en la Logia “Luz de Candelaria”, obtengan el ascenso y la exaltación al Sublime Grado de Maestro y después soliciten Carta de Retiro para llevar a efectos la fundaciòn de una logia.

Con fecha 21 de Agosto del año 1907 son iniciados en “Luz de Candelaria”, ascendidos a Compañero Masón el 28 de Agosto y exaltados al Grado de Maestro Masón el 31 de Agosto de ese propio año. Solicitando Carta de Retiro al siguiente día, o sea, el 1 de Septiembre. Conjuntamente con el Hno. Fernando Aladro Morales de la Logia “Luz de Occidente”, que hacen los siete Maestros Masones exigidos para fundar una logia, fundan el 17 de Septiembre del año 1907 la Logia “Luz de Los Palacios”. Esta logia se disuelve el 30 de Octubre del año 1910.

Comenzando el año 1911 sin masonería organizada en Los Palacios, ya que “Montecristi”, había batido columnas el 26 de Junio de ese año y la Logia “San Andrés”, que funcionaba en Paso Real lo hizo en Diciembre.

El 4 de Abril del año 1912 se reorganizan nuevamente, con el nombre “Montecristi”, y es elegido el VH: Antonio Valdés Valdés su Venerable Maestro. En el año 1915 nuevamente se disuelven. En la reorganización del año 1924, última hasta el día de hoy, se encontraba Don Antonio entre aquellos hermanos. En la masonería palaceña ocupó los siguientes cargos: Años 1907 a 1910, Venerable Maestro de la Logia “Luz de Los Palacios”; Años 1912 a 1915, Venerable Maestro de la Logia “Montecristi”; Años 1924 a 1927, Primer Vigilante de la Logia “Montecristi”; Años 1928 a 1932 su Venerable Maestro; Año 1933, Orador; Año 1934, Representante; Años 1935 a 1937, Orador. Siendo el año 1937 el último año que ocupa funciones en la logia, por haberse trasladado para La Habana y tener la salud quebrantada.

Hoy, a tantos años de esos hechos, nos percatamos de lo que motivó los continuos fracasos de aquellos hermanos en levantar columnas masónicas en estos valles... y mantenerlas. Todo se debió a la falta de experiencia en el ejercicio y desenvolvimiento del trabajo masónico.

Es imposible que unos hombres, por muy cultos que sean, en un lapso de tiempo de diez días, como sucedió con Don Antonio y sus hermanos, estén lo suficientemente preparados para fundar una logia y encauzarla por los caminos correctos. En igual sentido sucedió con “San Andrés” de Paso Real y “Montecristi”, en sus primeros pasos.

La muerte sorprendió a Don Antonio en su domicilio de la Calle Cádiz No. 11, en La Habana. Los periódicos de la época informaron de su muerte y velorio, y en los cintillos de la prensa se lee que el duelo lo despidieron los hermanos masones, Comandante Rogelio López y Claudio Ferrer y que se encontraban presentes entre los asistentes los Hermanos Ramón Fiallo Borges, Antonio Rodríguez Santos, Emilio Puentes, Raúl Ferrer, Ventura Arteaga y Nazario González Naredo, entre otros.

Al VH: Antonio Valdés Valdés le llamaban “el mentor de la masonería vueltabajera”, tanto por su antigüedad en la institución, como por sus valiosas actividades desplegadas.

En su tiempo mantuvo estrechas relaciones con los grandes de la época: Martín Herrera, Saturnino Martínez, los Hermanos Llansó, Fernando Figueredo Socarrás, Sánchez Curbelo, Fermín Valdés Domínguez, entre muchos. Hombres que hoy son recordados con legítimo orgullo.

Si hoy en nuestra municipalidad existen cinco logias fraternales y la fraternidad cada día avanza a pasos agigantados, debemos recordar siempre con profundo agradecimiento a esos pioneros que dieron los primeros pasos. A hombres como Don Antonio y Carlos Llauró.

La Orden Caballeros de la Luz ha perpetuado eternamente la memoria del Hno. Antonio en estos valles palaceños, al imponerle a una logia fundada por ellos en el año 1946 el patronímico de “Antonio Valdés Valdés”.

Don Antonio se ha de sentir, a la diestra de Dios como ha de estar, muy complacido, porque su labor no ha sido olvidada y más de un centenar de hombres, en ese templo que lleva su nombre, han hecho posible que su nombre se mantenga en esta comunidad palaceña hasta el día de hoy y traspase las fronteras del tiempo.