El éxodo de los cubanos al exterior, a partir del propio año 1959, se convirtió en la Espada de Damocles de las logias. Sobre estas ha gravitado siempre el peligro que hermanos experimentados en el funcionamiento logial se marchen del país, viéndose afectadas las logias en su desenvolvimiento ritualístico y administrativo.
Las migraciones que más han afectado a las logias fueron las que se produjeron en las décadas de los años sesenta y setenta. La más masiva, la del año 1980 por Mariel, fue impactante para la masonería cubana, pero no produjo el daño de las de décadas anteriores. En igual sentido se comportó la del año 1994 por Guantánamo. Triste y desconsolador para las logias ver como hermanos de gran valía en sus filas abandonan el suelo patrio para sumarse a la cada día más creciente población de cubanos en la diáspora, privando por este fenómeno a las logias de sus útiles servicios.
La Logia “Montecristi” ha sufrido en carne propia estas migraciones. En los éxodos de las décadas de los años sesenta y setenta, muchos hermanos de conocimientos culturales y masónicos en “Montecristi” se marcharon de Cuba. A estos desmembramientos hay que agregarles a otros hermanos que desertaron de sus filas por temor a la intolerancia de la época, y algunos para sumarse a la nueva ideología en el poder.
Motivado por estas ausencias los trabajos de grados, honras fúnebres y otros rituales perdieron su brillantez, y algunos se vieron imposibilitados de realizarse. Así como su desenvolvimiento administrativo-legal y cultural fue grandemente afectado. Momentos existieron que para efectuar ceremonias de honras fúnebres se tenía que acudir a la Logia “Vida Espontánea” de San Cristóbal y para las exaltaciones al Sublime Grado de Maestro Masón a la Logia “Hijos de Antonio Maceo”, de Marianao, cuyos talleres muy fraternalmente acudían en ayuda nuestra.
A finales del año 1973 el VH:. Arsenio A. Rodríguez Echevarría, Venerable Maestro de “Montecristi”, auxiliado en su gran parte de hermanos de recientes ingresos, trabajó tesoneramente en la formación de los equipos de ceremonias. El trabajo fue incansable, se tuvieron que realizar infinidad de prácticas. Lográndose obtener equipos de ceremonias, tanto en el grado de Maestro Masón, como en el de Honras Fúnebres, de una calidad y brillantez absoluta.
Con el decursar de los años estos equipos de ceremoniales se fueron mejorando y se le introdujeron nuevas y novedosas formas, que le imparten más colorido y belleza. Atrás quedó la Logia “Montecristi” que tenía que recibir el auxilio de las logias hermanas para sus ceremoniales, y de las que siempre estará eternamente agradecida.
Muchas han sido las logias, que al conocer de la excelencia de sus equipos de ceremonias, le han solicitado que le efectúen ceremonias, sobre todo al grado de Maestro Masón y de honras fúnebres. “Montecristi” ha paseado por muchas logias de la provincia su flamante equipo de exaltaciones y de honras fúnebres. También logias habaneras se han trasladado a los valles palaceños para que le exalten al Sublime Grado de Maestro Masón a miembros de su cuadro. Al tesón, entusiasmo y sacrificio de sus miembros se debe este triunfo.
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