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jueves, 28 de octubre de 2010

Con la Verdad en la Mano y el Corazón

Por el Hno:. Jesús M. García Vázquez

Hace algunos años la Editorial Ciencias Sociales de La Habana, publicó un libro titulado "Ideología y Práctica en José Martí". En este libro, por parte de su escritor, se niega "obcecadamente la presencia del Apóstol en la masonería.


Aunque para escribir este libro su autor se valió del estudio y análisis de un vasto material escrito sobre la militancia masónica del VH:. José Martí. Material que consta de documentos, su pensamiento y discursos de contenidos masónicos y pruebas testificales, las que publicó en el libro. Todas las rechazó. Cayendo en silogismos y absurdos que nos dicen de su marcada intención.

Para cualquiera persona de mediana cultura, que lea el libro y haga una ligera reflexión queriendo acercarse a la verdad, alejado de dogmatismos insensatos, se convencerá inmediatamente de la condición masónica del VH:. José Martí y los juicios desacertados de su escritor, por lo publicado en el propio libro.

En la referida publicación se expresa: "que la masonería ha intentado acercarse a su caudal de ideas, o incluso apropiárselo. Tal empeño no siempre lo ha guiado la sana admiración por la figura del Gran Revolucionario sino que en ocasiones ha constituido una forma de proselitismo". También, como una prueba más de sus juicios desacertados, cataloga la masonería de religión.
Como justificación a la presencia del Héroe Nacional en las logias, el escritor mantiene el criterio de que: "Martí sólo utilizó las vías de propaganda y conspiración revolucionarias que las logias suministraban".
Las Logias Masónicas no son, ni han sido nunca, centros de agitación política, sino más bien fraguas forjadoras de la conciencia y sentimientos más puros en el hombre, que asimilando toda la grandeza espiritual que encierra la masonería la han cristalizado en el mundo, en  beneficio  de la familia, la sociedad y la patria.

La masonería nunca se ha visto en la necesidad de hacer labor de proselitismo para la captación de nuevos adeptos. Ni utilizar los grandes de la patria para estos fines o en busca de aumentar su acrisolado prestigio. Esta práctica no es compatible con sus principios o preceptos.

En las Logias Masónicas se han dado cita los sectores más diversos de la sociedad. Desde el más humilde campesino y obrero, con escasa cultura, hasta los más notables intelectuales filósofos que ordenan y preparan el porvenir. También en sus filas se han contado con profesionales y científicos que han hecho grandes aportes a la humanidad; militares que en los campos de batalla han conquistado glorias para la patria; músicos eminentes que con sus obras nos embellecen el espíritu; estadistas de esclarecida ejecutoria que han dejado una labor y un nombre para la posteridad; patriotas que han ofrendado sus vidas en el taller de la patria. En fin, todos al pasar por los Templos Masónicos han recibido el rocío bienhechor y fecundo de su doctrina, en aras del perfeccionamiento humano y la redención del hombre por el hombre. Brindando todos su aporte, desde siglos atrás, para que esta Honorable Institución llegue a nuestros días con un nombre venerado y respetado en la conciencia de todas las personas agradecidas y de buena voluntad.

Este extraordinario masón, que se llamó Miguel Ángel Valdés, en una oportunidad escribió: "Hay dos clases de buenos masones en general, los que hacen en la masonería el trabajo rutinario o administrativo y de enseñanza masónica dentro de las logias y los que habiendo llegado a ellas y absorbido nuestras doctrinas, dedican su vida entera a la lucha por la cristalización de los grandes ideales de la Orden; de este segundo grupo era el VH:. José Martí. El VH:. José Martí en su quehacer intelectual y patriótico llevó una vida muy agitada y demasiado corta, para poder formar parte del primer grupo.

Uno de los testimonios más refutables  del ingreso del VH:. José Martí en la masonería, es el del VH:. Fermín Valdés Domínguez, su amigo del alma y condiscípulo  inseparable, que era también masón (nombre simbólico Abdulah) y que fue Gran Secretario de la Gran Logia de Cuba, al hacer el relato de la vida de Martí, en Madrid, dijo: "Las noches --en los días de tregua en el estudio, que eran muy pocos-- los dedicaba a los teatros, o a la Logia Masónica, aquella Logia "Armonía", que presidía el General Pierrat o el músico notable Max Marchal, en la que Martí era el orador. Era la logia templo de amor y caridad: ella auxilió más de una vez a los cubanos presidiarios de Ceuta, y así como atendía a las necesidades de los pobres de cualquier país, seguía al cubano al hospital o a su casa. Aquella logia fundó un colegio de niños  pobres. Visitaban  muchos  hermanos, de noche, aquella escuela. Martí lo hacía con frecuencia. Hablaba a los niños con todo el cariño de su alma, y les dejaba dulces y libros".

En el museo de la Gran Logia de Cuba, en una urna de cristal, se encuentran las insignias masónicas del Apóstol. Estas fueron entregadas por la viuda del VH:. Francisco Solano Ramos, quien las recibió de manos del VH:. Fermín Valdés Domínguez, de lo cual da testimonio de autenticidad la viuda del VH:. Fermín Valdés Domínguez, por la siguiente carta:

"Habana, Abril 26 del año 1924. Sres:, Domingo y Francisco Solano Ramos, Ciudad. Distinguidos amigos: Respondiendo gustosa a las investigaciones de ustedes, respecto a las joyas masónicas que mi esposo, el Dr. Fermín Valdés Domínguez entregó a vuestro padre, el Dr. Solano Ramos, tengo el gusto de informarles que el día 5 del mes de Octubre del año 1894, en Cayo Hueso, Florida, el Apóstol José Martí, puso bajo la custodia de mi esposo las tres insignias de su pertenencia y con recomendación expresa de conservarlas. Terminada nuestra Guerra de Independencia, conociendo mi esposo las relaciones masónicas y de otro orden que existían entre vuestro padre, el Dr. Solano Ramos y el Maestro Martí, en el mes de Marzo del año 1900 se las entregó a tan ilustre cubano y masón, respondiendo yo de la autenticidad de todo lo que dejo manifestado. Sin otro particular soy de Uds., atentamente. Asunción C. Valdés Domínguez.

En el Libro “Mitología de Martí”, escrito por el Dr. Alfonso Hernández-Catá y publicado en el año 1929 por la Editorial Renacimiento de Madrid, se publica un discurso de Martí en la Logia “Armonía”, de donde extraemos las siguientes sentencias: “Con llanas y compás levanta el albañil su pared. Necesitamos añadir a nuestro símbolo la piqueta, para derribar las malas paredes que nos separan”. “Ante vosotros que me llamais hermano, quiero dejar generalidades sin duda irrebatibles, pero también un poco estériles, para hablaros de la isla que está huérfana allá en el mar”. “Cuidad de que algún rábula se haya metido también, empero al cuidado de los hermanos vigilantes, entre nosotros, y transforme esta que debiera ser fraternidad luminosa de almas y brazos inclinados hacia el futuro, en junta de Caines”.

            Considero que para terminar este trabajo, nada mejor que lo expresado por el laureado escritor villaclareño, Agustín de Rojas en entrevista publicada por la revista “Vitral” del mes de Diciembre del año 1997: “Martí es más que el símbolo, es la síntesis concentrada de lo que es la cubania. De eso todo el mundo está consciente. El problema surge cuando se le pretende reducir a ópticas estrechas, adaptar a Martí al marco de las ideas propias, mutilando lo esencial en él”.

            Y prosigue el afamado escritor: “Lo que hay que ver son las consecuencias de negar su raíz espiritual. La obra amorosa del Maestro despertó la dignidad de los cubanos, y él venció por amor, por la justeza de su palabra, siempre respetuosa del derecho a disentir de los demás”. Piénsese sin aferrarse a dogmas: ¿Se ha seguido en verdad su ejemplo? ¿Por qué se han alcanzado resultados opuestos?.

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